¿Eres un ligón? Tu olor podría ser la clave
Ya sabemos que la impronta genética es un mecanismo psicológico crucial para que los animales jóvenes identifiquen a sus padres. Es el motivo principal por el que un grupo de pequeños patitos seguirá a su madre en lugar de irse con cualquier otra pata que pase por la zona. Sin embargo, las razones biológicas de este proceso son realmente misteriosas.
Un estudio de la Universidad de California San Diego publicado en Neuron arroja un poco de luz sobre este asunto. Durante ocho años, un equipo de investigadores, divididos entre el departamento de psiquiatría de la universidad y la división de ciencias biológicas, estudiaron la neurología de los renacuajos. Lo que encontraron fue un complejo ‘cambio’ entre diferentes neurotransmisores.
Los renacuajos sabían nadar en grupo con los miembros de su familia. Las pruebas de los científicos desvelaron que esto es así gracias a señales olfativas específicas, en este caso, los olores asociados a los parentescos. Se dieron cuenta de que los renacuajos de dos a cuatro días que estaban con su familia tendían a nadar con ellos. Sin embargo, aunque los renacuajos no nadaran con ellos durante los primeros días, al final sí se unirían al grupo familiar gracias al olor desprendido por los miembros del mismo.
Los investigadores descubrieron un proceso llamado ‘intercambio de neurotransmisores ‘ que ocurre entre la familia y los vínculos que no son parentescos. Cuando se establecen vínculos con miembros de la misma familia, los cerebros de los renacuajos mostraban altos niveles de dopamina. Por su parte, cuando los vínculos son con renacuajos sin parentesco familiar, sus cerebros cambian al neurotransmisor GABA.
«En las condiciones contrarias hay un claro cambio de neurotransmisores, por lo que ahora podemos ver que estos neurotransmisores controlan realmente un comportamiento específico», aseguró Dulcis, un profesor asociado a la UC San Diego.
«Imaginad lo importante que es esto para determinar las preferencias sociales y el comportamiento. Tenemos respuestas innatas a la hora de relacionarnos con otras personas, enamorarnos y decidir si nos gusta alguien. Utilizamos diferentes señales y estos ‘olores’ pueden ser parte de la ecuación de las preferencias sociales».
(Arriba: una imagen del cerebro de un renacuajo. Las neuronas de la dopamina están coloreadas en verde, mientras que las neuronas GABAérgicas parecen en color rojo. Crédiros: UC San Diego).
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Una investigación a un nivel más genético llevó a los científicos a aislar dos microRNAs como responsables de mediar en la expresión génica de los diferentes tipos de atracción (microRNA-375 y microRNA-200b, para ser exactos). Estos microRNAs afectan a la expresión de los genes Pax6 y Bcl11b, que son los que dictan el comportamiento de los renacuajos cuando nadan.
Hay muchos factores diferentes que dictan cómo interactuar con los miembros de una familia, amigos, nuestra pareja, compañeros de trabajo o con los geranios de nuestra casa. Aunque este último estudio no ofrece una solución única y para todos sobre la atracción, uno de los autores del estudio y codirector del Instituto Kavli para el Cerebro y la Mente de la UC San Diego (Nick Spitzer) dejó caer que el intercambio de neurotransmisores podría ser crucial en el origen de cómo se construyen los vínculos sociales.
«Las interacciones sociales tanto con compañeros de trabajo como con la familia y amigos tiene muchos determinantes», advierte Spitzer. «Como seres humanos, somos complicados y tenemos múltiples mecanismos para lograr vínculos sociales con otras personas, pero parece que este mecanismo de cambiar la preferencia social según los estímulos olfativos contribuye en cierto modo».
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