Medicamentos falsificados: así se detectan
Las ventas por internet nos están trayendo el problema de los medicamentos falsificados, que ya es un auténtico quebradero de cabeza para los países en vías de desarrollo, donde además es muy difícil de solucionar. Una pastilla falsificada tiene el mismo aspecto que la auténtica, pero la gente que necesita medicarse no tiene ni los caros aparatos ni la experiencia médica necesaria para interpretar sus resultados.
Un equipo de la Universidad de Notre Dame ha inventado una novedosa forma de solucionar este problema: una prueba que cuesta menos de un euro y que viene en forma de tira de papel, que ofrece un resultado instantáneo para saber si esa pastilla es lo que dice en su caja o un placebo inútil (o algo peor).
“La gente que no tiene acceso a las medicinas de buena calidad tampoco tienen recursos para comprar instrumental analítico para detectar estos problemas de calidad”, explica la Doctora Marya Lieberman. “Pero hemos conseguido que por menos de un euro tengas en este papelito el resultado para el que necesitarías un equipo de 30.000 euros”.
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Pero este papel no es como el tornasol de las sencillas pruebas de pH: de hecho, las múltiples formas en que un medicamento puede haber sido falsificado hace que el papel contenga 12 pruebas separadas en líneas paralelas. Y es que te puedes encontrar versiones más diluidas del medicamento original pero también cualquier tipo de “cóctel” de adulterantes. Cada línea del papel de prueba contiene un reactivo dedicado a algún tipo de sustancia, y se mantienen separados por una tira de cera.
Prueba tus medicamentos falsificados
Para probar tu pastilla, la aplastas o rascas y echas el polvo a lo ancho de la banda de papel para que todas las líneas de prueba tengan contacto con ella. Mojas el papel en agua, y en pocos segundos el resultado aparecerá ante tus ojos. Cuando el agua moja cada línea, mezcla el agente reactivo con el polvo de la pastilla. Los colores aparecen, o no, al detectar el tipo de medicamento de que se trata. Puedes entonces comparar los resultados con los que debería ofrecer el producto auténtico, algo que puedes hacer a simple vista con una guía de colores, o a través de una aplicación dedicada en un móvil.
No sólo funciona con pastillas falsificadas: otro problema habitual puede estar en medicamentos caducados, o cuyo almacenamiento no ha sido correcto, y el papel de prueba mostrará si hay algún problema con ese medicamento, en caso de que esté en mal estado. Para probar esto, Lieberman y su colega Sara Bliese calentaron Ceftriaxone y comprobaron que podías ver en la prueba cuánto se deterioraba. El Ceftriaxone es un antibiótico importante, etiquetado como “esencial” por la Organización Mundial de la Salud, y en recientes visitas a Kenia o Uganda, Lieberman y Bliese comprobaron con muchas muestras recogidas allí que su prueba era eficaz.
El problema de los medicamentos falsos puede ir más lejos: Bliese ha detectado que a veces se añaden colorantes para conseguir un aspecto más parecido al medicamento de verdad, y algunos colorantes contienen metales tóxicos. En su universidad, Bliese y la Doctora Deanna O’Donnell están trabajando en una máquina portátil capaz de hacer espectrografía de rayos X que podría detectar estas sustancias venenosas en pastillas.
Los medicamentos falsificados, un problema también en el primer mundo
Como decíamos al principio, el de los medicamentos falsificados es un gran problema para cualquier médico que trabaje en un país en vías de desarrollo o en el tercer mundo, pero es algo cada vez más cercano al mundo occidental debido al auge tremendo de la venta de medicamentos por internet, muy poco controlados. Y otro campo en el que se puede intervenir son las medicinas aparentemente inocuas, de herbolario, o suplementos nutritivos: “a veces estos productos supuestamente inocentes contienen en realidad bastantes sustancias farmacéuticas. Nuestro papel puede mostrarlo para que sepas qué estás tomando realmente”. Su próximo proyecto es desarrollar un papel de prueba parecido a éste, pero dedicado a los trabajadores en emergencias, para que puedan saber rápidamente al atender a alguien si una pastilla determinada es un medicamento legal o alguna droga ilegal.
Foto: Lierberman y Bliese
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