Así bombea sangre este corazón artificial creado con una impresora 3D

Dada la gran complejidad de los mecanismos implicados, los corazones artificiales suponen asumir una variedad de riesgos, desde coágulos de sangre a disfunciones del dispositivo. No ayuda que el cuerpo humano también tenga una tendencia a rechazar los instrumentos de metal y plástico actualmente en uso, que parecen más piezas de automóviles que tejidos orgánicos.

Como alternativa posible, un equipo de la ETH Zúrich no sólo ha impreso un corazón a partir de silicio, además este corazón artificial también late como un órgano humano. Los investigadores afirman que su órgano artificial es el primer corazón protésico que es completamente suave, diseñado para imitar la forma y el movimiento del corazón humano de la manera más fidedigna posible. Creado con técnicas de impresión en 3D, el órgano artificial está diseñado para tener ventrículos izquierdo y derecho, y para bombear sangre sin necesidad de complejos mecanismos internos.

Corazón artificial impreso en 3D

A diferencia de su homólogo orgánico, el corazón de los científicos viene con una cámara extra, situada entre los ventrículos, que se llena y se desinfla para actuar como el músculo del órgano. Aparte de esta adición, la prótesis de silicio se parece mucho a un corazón real, especialmente cuando los investigadores demuestran que bombea un sustituto de sangre como si fuera un objeto de terror de ciencia ficción de bajo presupuesto.

Corazón artificial impreso 3D

 

El corazón es sólo una prueba de concepto, y actualmente no durará más de 3.000 latidos – lo que equivale a alrededor de media hora – pero el equipo tiene la intención de mejorar la resistencia del material en iteraciones adicionales.

«Como ingeniero mecánico, nunca habría pensado que jamás tendría un corazón blando en mis manos», dijo Anastasios Petrou, estudiante de doctorado en el proyecto. «Ahora estoy tan fascinado por esta investigación que me gustaría mucho seguir trabajando en el desarrollo de corazones artificiales».

Una solución potencial al problema de longevidad podría ser el uso de tejido biológico impreso en 3D en lugar de silicio. El año pasado en Australia, un hospital se convirtió en el primero en contar con una unidad dedicada al desarrollo de impresión de tejido 3D. Aunque la tecnología todavía es incipiente, el ministro australiano de Salud dijo que en ese momento esperaba que las impresoras biológicas pudieran un día «sentarse en los quirófanos, listas para imprimir tejidos según sea necesario».

Un problema central que afecta a los órganos biológicos impresos en 3D es la cuestión de cómo suministrar sangre al tejido artificial. Un corazón impreso en 3D puede ser un buen lugar para comenzar.

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