Pon una bici eléctrica en tu vida
¿Quién no ha oído, visto o leído alguna información sobre los coches eléctricos? Nissan Leaf, Renault Zoe, Tesla Model S, BMW i3… El panorama de los autos “a pilas” no para de crecer. La “electrificación” que se viene encima no sólo va a cambiar el mundo automovilístico sino también está poniendo patas arriba al vehículo por excelencia: la bicicleta.
La mejor definición que he oído en mi vida de la experiencia que supone montar en bicicleta la oí hace años de boca de un antiguo compañero de trabajo: “En bici recuperas unas sensaciones que pensabas que habían quedado para siempre en tu infancia”. Sí, hay pocas cosas más mágicas que ir en bici, a ser posible cuesta abajo… Pues bien, de alguna manera las bicis eléctricas, aunque no eliminan las cuestas sí que las minimizan.
Uno de los primeros usuarios de las bicis eléctricas fueron las personas mayores, pues la ayuda que supone el pequeño motor eléctrico hace posible que muchos ancianos disfruten de la bici e incluso se atrevan a cubrir varios km de distancia sin temor a quedar exhaustos. De pronto los jubilados pueden ir a la otra punta del pueblo a comprar el pan en su establecimiento favorito sin tener que coger el coche y encima haciendo algo de ejercicio.
Hay que pedalear
El primer error que cometen muchas personas es creer que la bici, por contar con un motor, permite rodar sin tener que pedalear. Nada más lejos de la realidad, el motor es una asistencia, una ayuda, que complementa el pedaleo. Así, cuando se sube una cuesta el propulsor eléctrico hace una parte y el ciclista otra. El uso de una bici de estas características, si bien no supone el mismo nivel de ejercicio que un modelo no asistido, sí que obliga a realizar un esfuerzo. El empuje extra proporcionado por el motor eléctrico hará que si antes el usuario no era capaz de ir más allá de un par de km, la propulsión eléctrica le permitirá aumentar sus horizontes.
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En el lado negativo hay que hablar del precio (digamos que a partir de 1.000 euros). Estas bicis no sólo tienen un motor eléctrico sino una cara batería de iones de litio (como la de tu móvil) por lo que el coste se dispara. De acuerdo con la legislación vigente el motor de la bici no puede superar los 25 km/h (cuando se alcanza esta velocidad el propulsor deja de actuar) y no se permite que supere los 250 W de potencia. Si 25 km/h te parece poco te en cuenta que en el centro de una gran ciudad la velocidad media de los automóviles es de menos 20 km/h.
Por 1.000 euros se puede adquirir un modelo digno. Una inversión estratégica aunque hay una enorme cantidad de modelos convencionales de carretera y montaña que cuestan mucho más. Si no vives muy lejos de tu trabajo es posible utilizar la “ebike” como tu medio de transporte. Cuando tenía unos 53 años estuve seis meses yendo a trabajar en Madrid (10 km en cada dirección) con mi bici eléctrica. El mayor problema que tuve fue algún automovilista cretino. Una vez que aprendí a evitar las vías rápidas tuve muchos menos sustos. No hace falta decir que siempre que sea posible hay que ir por el carril bici.
Otro problema que veo a la hora de usar estas bicis tan prácticas es que vivimos en un país de ladrones. La mía nunca la he dejado en la calle porque (pese a que no la puedan robar si la atas bien a un poste) siempre cabe la posibilidad de que te quiten la batería (una de las partes más caras). La batería se puede bloquear con un cierre a llave pero esto no detendrá a un ladrón. En Madrid hay un práctico servicio de alquiler de bicis eléctricas y la mitad de las unidades han sido vandalizadas…
Vivimos en un mundo donde las palabras “sostenibilidad” y “movilidad” cada vez cobran más importancia. Nos hemos alejado de los tiempos en los que el barril de petróleo estaba a 100 dólares (90 euros) pero así todo la gasolina sigue por las nubes y nunca va a bajar de manera significativa pues la inmensa mayoría de lo que pagamos por ella son impuestos.
La bici “a pilas” nos ofrece la oportunidad de visitar menos las gasolineras y encima realizar ejercicio físico además de proteger el medio ambiente. Sólo tendremos que tener dos aspectos muy presentes: extremar la seguridad (lleva siempre casco y guantes) y evitar que los ladrones nos roben lo que tanto nos ha costado conseguir.
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