El transporte privado: ¿De verdad necesitas tu coche?
En este artículo voy a hacer un poco de abogado del diablo porque mis dos pasiones materiales son el motor y la horología. Si por mí fuera tendría una nave llena de coches y motos, de hecho tengo coches y motos (en plural) pero por simple afición. Se trata de una pasión que no se puede defender apelando a la lógica pues la verdad es que hoy, más que nunca, se puede vivir de maravilla (en muchos aspectos mejor) sin tener que preocuparnos de nuestro automóvil. El transporte privado cada vez pierde más adeptos.
La disrupción que la llegada de internet ha supuesto en casi todos los órdenes de la vida ha afectado también a la automoción. El cambio brutal que están sufriendo las grandes multinacionales automovilísticas quedó patente en las palabras de Mark Fields (consejero delegado de Ford Motor Co.) quien declaró que su objetivo era convertir la empresa en “una compañía dedicada a los autos y a la movilidad”, lo que significa no sólo producir coches sino colaborar en nuevas formas de transporte como el coche compartido. Los servicios relacionados con la movilidad suponen una enorme oportunidad de negocio. Si los fabricantes de automóviles dejan escapar esta oportunidad serán empresas como Uber, car2go o Emov las que se beneficien de los nuevos modelos de transporte.
Los servicios de transporte como taxis, Uber, etc (excluyendo los viajes en avión) suponen a nivel mundial 5,4 billones de dólares al año (4,8 billones de euros). Unas cifras que ponen de manifiesto la importancia de este fenómeno que no deja de crecer. Cada vez más tener un coche en propiedad será menos atractivo.
Aparcados el 95 por ciento del tiempo
Los coches están parados el 95 por ciento del tiempo. Lo que supone algo así como comprarnos una vivienda para sólo disfrutarla 31 días al año. A pesar de todo, una propiedad inmobiliaria (al menos en teoría y burbujas aparte) tiende a revalorizarse y un coche (en teoría y en la práctica) con 15 años prácticamente no tienen ningún valor. Hasta que no leí lo del 95 % no me había puesto a pensar en lo que esto significa. Es una cifra que no parece que ayude mucho a la hora de vender coches, aunque en la adquisición de un vehículo (o de casi cualquier producto) no sólo pesan consideraciones lógicas. El automóvil tiene una carga de estatus social que poco a poco está perdiendo en las generaciones más jóvenes. Nunca me olvidaré de la anécdota que contaba Jey Leno (el humorista y coleccionista de coches estadounidense) acerca de un amigo suyo que estaba entusiasmado porque su hijo se iba a graduar en la universidad. El orgulloso padre no pudo reprimir su alegría y le dijo al retoño: “Estoy muy orgulloso de ti, ¡para tu graduación te voy a regalar un Ford Mustang!”. La reacción del joven fue incomprensible para el progenitor: “Papa, gracias, pero prefiero un Toyota Prius”. Sí, los tiempos están cambiando y a pesar de las películas de “Fast & Furious” (A todo gas) los coches están perdiendo el atractivo entre los jóvenes, mucho más preocupados por el último móvil o portátil.
¿Cuánto cuesta tener un coche?
A menudo cuando adquirimos un vehículo la gran preocupación es la cantidad que tendremos que pagar para adquirirlo pero esto es sólo la punta del iceberg. A ello habrá que sumar los costes de: mantenimiento (taller), seguro, impuesto de circulación, ITV (si tiene más de cuatro años), gasolina, tiques de aparcamiento… La lista se hace larga pero es algo que no se suele tener en cuenta. Cada vez que debes cambiar los neumáticos de tu vehículo de acordarás del muñeco de Michelin… Con todo ese dinero a lo mejor es posible tomar todos los taxis que necesites, sin tener que preocuparte de nada más, dónde aparcar, que te rayen la pintura, perder tiempo peleando con la aseguradora, discutiendo con el taller… El precio medio por km en España está en unos 0,33 euros por lo que un automovilista que haga 10.000 km anuales habrá gastado 3.300 euros, una cantidad que da para coger unos cuantos taxis, Uber y demás.
Alivio para el planeta
El poseer menos coches traería consigo unas cuantas ventajas. El tráfico disminuiría, aumentaría la fluidez del mismo y habría más espacio disponible a la hora de aparcar. Se calcula que hay unos 1.200 millones de vehículos rodando por las carreteras del mundo. El año pasado en España la venta de automóviles sumó 1.153.654 unidades, una cifra importante y más aún en tiempos de crisis. Si no tuviésemos tanto interés en tener coches en propiedad, a largo plazo las ciudades estarían menos diseñadas pensando en el automóvil y más en el ser humano. Se reduciría la contaminación y quizá (¡ojalá!) podríamos salvar el planeta.
Entre las aspiraciones de toda persona que comenzaba la vida laboral casi siempre estaba comprarse un coche y una casa. Ahora hay cada vez más jóvenes que renuncian a dos de las adquisiciones más importantes para la mayoría de los mortales. Está tomando fuerza la idea de valorar más las experiencias vividas que los bienes adquiridos. Una filosofía que promueve, por ejemplo, invertir el dinero en viajes en vez de en un coche.
La muerte del coche privado está aún lejos de producirse pero la tendencia mundial es a utilizar el automóvil sólo cuando lo necesitemos, sacando partido de servicios como el taxi, Uber, car2go y demás. La llegada del coche autónomo lo único que hará es acelerar este proceso.
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