LG G5: el smartphone que sigue su propio camino
El LG G5 es un móvil que quiere ser diferente. En lugar de seguir a Apple o Samsung, marcas que han preferido dejar sus móviles de alta gama bien cerrados, LG ha seguido el camino contrario para 2016. Ha remodelado totalmente su mejor terminal para que no solo puedas cambiar la batería o añadirle almacenamiento extra, sino que incluye un sistema que permite a sus usuarios expandir las capacidades del móvil a base de montarle módulos extra.
Y mientras aquel proyecto Google Ara de un móvil completamente modular sigue siendo una utopía mucho después de su primera aparición, el móvil de LG está aquí y ahora, es real, y puedes comprarlo en cuanto hayas acabado de leer nuestra prueba.
Así que, de una forma muy real, el LG G5 representa una bocanada de aire fresco en la industria. Al implementar esta nueva forma de entender su móvil más alto de gama, LG ha reconocido que ahora mismo hay mercado para algo diferente, y en lugar de intentar sacar el dinero de sus clientes les ofrece algo abierto que es fácil mejorar.
Es más, es una idea que otros fabricantes podrían seguir. Los Motorola Moto Z y Moto Z-Force, anunciados cuatro meses antes de que se desvelara el LG, siguen esa línea. Permiten expansiones desmontables y así puedes añadirles más batería, altavoces, incluso un proyector.
Prueba del LG G5: diseño
Es un diseño diferente y elogiable, pero quizás lo más ingenioso del LG G5 es que LG no ha tenido que recurrir a una trasera de plástico para conseguir su smartphone modular.
Este es un móvil de alta gama fabricado con materiales de primera y gran atención al detalle.
Está acabado en un atractivo aluminio anodizado (que no es plástico aunque algunos lo decían al principio), plano por detrás y suavemente contorneado hacia los laterales. Es diferente de los anteriores LG que eran más agresivos de diseño, y es mucho más atractivo. No está totalmente libre de uniones pero lo que hay parece estar fabricado con las mínimas tolerancias posibles. Es elegante y quizás recuerde un poco al Nexus 6P.
No soy un gran fan del contorno de la cámara, estropea el look general, pero el G5 tiene un diseño decente y práctico. Una sutil arruga alrededor del lateral, por detrás, ayuda a sujetarlo mejor, y la parte superior del cristal se curva ligeramente hacia atrás. Lo mejor de todo es que el acabado mate del chasis no es un imán de huellas dactilares como ocurre, por ejemplo, con la trasera de cristal del Galaxy S7.
También me gusta la posición del lector de huella digital en la parte central de la trasera, que sirve además de botón de encendido, y por fin LG ha recolocado los botones para subir y bajar el volumen. Después de años montándolos en la trasera, en 2016 hemos visto el regreso a su lugar natural en el lateral del móvil… Buena noticia.
Todo está montado en un conjunto ligero (159 gramos) y fino (7,7 milímetros), y la pantalla de tamaño correcto (5,3 pulgadas) permite al LG G5 estar en el punto intermedio ideal entre los móviles de pantalla grande y los que son fáciles de llevar en el bolsillo.
Prueba del LG G5: un móvil que puedes expandir
El único signo exterior de la modularidad del LG G5 es una fina línea, la junta que corre por la parte trasera del móvil en su zona inferior, y un pequeño botón a la izquierda. Púlsalo y se desenganchará el módulo de expansión del LG G5, pudiéndolo retirar entero con la batería desmontable.
Montar un nuevo módulo es un poco más complicado: para conectar la cámara o el módulo de música al teléfono (enseguida te contamos detalles sobre ambos), o cualquier otro módulo, tienes que primero desconectar la batería de la parte que oficia de fondo del móvil, pegarla al nuevo módulo y ya puedes deslizarlo dentro del móvil. Para cambiar la batería, quitas el fondo, lo sujetas a la nueva batería y de vuelta para dentro.