Xbox One S: Microsoft acierta a la segunda
Cuanto la Xbox One apareció, nuestras primeras impresiones no fueron muy buenas. Para empezar era muy grande, y eso que necesitaba una fuente de alimentación externa, y además venía con Kinect, un accesorio que sabíamos que no íbamos a usar realmente. Añádele su alto precio de lanzamiento, o la extraña obsesión de Microsoft con la TV, y es fácil entender por qué las ventas de esa Xbox One original fueron tan bajas, muy por detrás de su archirrival de Sony, la PS4. Pero han pasado tres años y aquí está la Xbox One S.
En pocas palabras, la Xbox One S es una versión más compacta de la Xbox One que hace todo lo que queríamos de la primera, e incluye 4K y HDR. Así, ahora la Xbox One S es por fin una rival para la PS4. ¿Merece la pena el cambio si ya tienes una Xbox One? Sigue leyendo…
Ahora la Xbox One S es por fin una rival para la PS4. ¿Merece la pena el cambio si ya tienes una Xbox One?».
Prueba de la Xbox One S: consola
La Xbox One original no era precisamente la consola más compacta y esbelta que hayamos visto así que, de entrada y visualmente, la nueva Xbox One S representa una mejora importante. Es como un 40 por ciento más pequeña, y se la ve compacta, con un diseño sencillo y aristas vivas… mucho mejor. Si no supieras que es una consola de juegos podrías pensar que forma parte de un equipo de sonido de alta gama, por ejemplo.
Fíjate más de cerca y descubrirás que la Xbox One S no es sólo una versión más barata y pequeña de la Xbox One. En diferentes áreas es un modelo superior al original. En su frontal, la Xbox One S reemplaza los botones táctiles de la One con botones mecánicos, de los que hacen “clic”, y por eso no te ocurrirá eso tan irritante de ponerla en marcha sin querer. Microsoft ha movido el conector USB del lateral al frontal, que es lo lógico por si queremos conectar algo (¿cómo se les ocurrió ponerlo en el lateral en la primera?).
Otra buena noticia es que Microsoft ha conseguido meter la fuente de alimentación (una grandota caja externa con la primera Xbox One) dentro de la compacta One S, perfecto, y en cuanto a conectividad tenemos casi la misma. Tienes entradas y salidas HDMI, dos puertos USB, una salida de audio digital óptica, un puerto de red y uno infrarrojos.
¿Falta algo? Sí, el puerto Kinect: Microsoft parece haber aceptado que Kinect no es algo que los usuarios queramos, o usemos. Para algunos esto será admitir el fracaso, yo creo que es bueno que Microsoft aprenda de sus errores. Y si eres uno de los pocos que usaba Kinect, no te preocupes porque lo podrás conectar a través del USB.
Prueba de la Xbox One S: mando
La consola en sí no es lo único que ha cambiado: Microsoft ha mejorado el mando de la Xbox One, que ya era mejor que el DualShock 4 de su rival Sony, y el resultado es un mando que se acerca a la perfección. Por fuera parece casi igual al de la Xbox One original, pero fíjate bien y verás pequeños cambios que hacen una diferencia notable. En cuanto lo coges aprecias su superficie ligeramente texturada de su parte posterior, pero hay más. No es fácil verlo de un primer vistazo pero el nuevo mando trae un jack “Aux” en el que puedes conectar tus auriculares directamente.
El nuevo mando usa Bluetooth además de la conexión inalámbrica Xbox propia de Microsoft y eso significa que podrás conectarte fácilmente a un ordenador sin necesidad de comprar el adaptador. No es que sean grandes cambios pero, unidos, convierten lo que ya era un buen mando en uno mejor.
Prueba de la Xbox One S: HDR, 4K y Blu-ray
Las otras novedades de la Xbox One S están en sus posibilidades como reproductor de medios. Lo primero es que ahora la consola es HDR por “High Dynamic Range”. Esto significa que es compatible con un formato que amplía la gama de colores que es capaz de reproducir, y cuando la consola se conecta a un televisor (o proyector) compatible con ese formato el efecto es espectacular.
Ahora mismo no hay juegos que soporten HDR, pero sí bastante películas en Blu-Ray: teníamos a mano Batman vs Superman y Lego Movie y en ambas el resultado fue fantástico, con una profundidad de color y brillo espectaculares. Las luces, reflejos en lentes y ese tipo de cosas parecen reales, no “queman” sino que tienen su detalle y gradientes… Aunque es claramente más brillante y colorido que un Blu-ray normal, el resultado enseguida te parece más natural y volver atrás lo deja todo “soso”.
Como he dicho no hay juegos que soporten “explícitamente” HDR, pero sabemos que algunos como Forza Horizon 3, Gears of War 4 o Scalebound soportarán esta tecnología, y muchos más seguirán. Si hay que tomar como referencia lo que ya ofrece al reproducir películas, está claro que el HDR va a ser estupendo para los juegos.
Aunque la Xbox One S no es capaz de reproducir juegos en 4K nativos, para eso habrá que esperar a la Xbox Scorpio y la PS4 Neo, sí puede escalar contenidos de juegos a 4K y sacar flujo en Ultra HD. Así, podrás aprovecharlo para reproducir desde aplicaciones capaces de 4K como Netflix, Amazon Instant Video o YouTube.
Prueba de la Xbox One S: veredicto
La Xbox One S es una estupenda consola. De hecho y en muchos aspectos es lo que la Xbox One tenía que haber sido desde el principio. Está pensada para el jugador, es compacta, bonita, y no te obliga a tener Kinect. Si quieres una Xbox One, cómprate ésta: por 349 euros la versión de 1TB (la de 2TB costaba 50 euros más pero parece estar agotada) también es un reproductor Blu-Ray HDR barato, más barata que el Samsung UBD-K8500 por ejemplo
Ahora bien, si ya tienes una Xbox One, entonces la Xbox One S no es tan interesante. La mayor diferencia es precisamente la compatibilidad con Blu-ray 4K y HDR, pero para aprovechar esto necesitas un televisor -o proyector- compatible, y cuestan un buen pico.
Si ya tienes la Xbox One, la S puede no ser tan interesante. Quizá valga la pena esperar a que aparezca la Xbox Scorpio, capaz de reproducir juegos 4K nativos».
¿Cuál es el problema? Pues que si ya tienes una tele así de buena, será mejor que esperes a comprar una consola capaz de reproducir juegos 4K nativos, como las inminentes PS4 Neo o la Xbox Scorpio. Visto así, la Xbox One S un estupendo producto pero también un curioso punto final que por ello nos cuesta un poco recomendar con todo nuestro entusiasmo.